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La trata de personas en nuestro país es un delito que está creciendo a pasos agigantados, con la única diferencia que no tiene la notoriedad periodística y pública que otras acciones contrarias a la ley, afecta especialmente a nuestra provincia y exige una capacitación especial para los funcionarios y profesionales que deben trabajar en la prevención y represión de esta práctica delictiva. El objetivo de
La trata de personas es un delito que tiene distintos alcances, más allá de la explotación sexual. Esta conducta representa la negación de prácticamente todos los derechos humanos: a la libertad, la integridad y la seguridad; el de no ser sometido a torturas u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes; y el derecho a la libertad de circulación -entre otros-.
Este delito constituye una grave problemática en el ámbito interno. También puede haber trata con ingreso legal al país; mientras que cuando se produce el traslado irregular e ilícito de personas para ingresar a un territorio en el cual las mismas no son nacionales se comete una infracción al orden migratorio, es decir, un delito contra el Estado.
Desde el punto de vista de la finalidad que persiguen estas dos formas delictivas que alteran el orden público internacional, la prostitución constituye el principal flagelo, pero no el único. En efecto, la trata puede incluir diversos tipos de explotación, como el mantenimiento de una persona en condición de esclavitud o conductas análogas; los trabajos o servicios forzados; la servidumbre por deudas; la explotación para pornografía u otro tipo de comercio sexual y hasta la extracción de órganos humanos. En nuestro país es un delito que está creciendo a pasos agigantados, con la única diferencia que no tiene la notoriedad periodística y pública que otras acciones contrarias a la ley.
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